China eleva su guerra comercial al siguiente nivel
Aranceles como represalia estratégica
Tras el anuncio del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 145% a productos chinos —incluyendo un 20% adicional como sanción por su complicidad en el tráfico de fentanilo—, Pekín ha contraatacado con un aumento propio al 125% sobre las importaciones estadounidenses. Esta escalada arancelaria refleja la estrategia china: chantajear a sus contrapartes económicas y victimizarse ante las instituciones multilaterales.
Una queja más ante la OMC
China ha recurrido nuevamente a la Organización Mundial del Comercio para denunciar el supuesto “unilateralismo estadounidense”, mientras omite sus prácticas sistemáticas de manipulación de mercado, subsidios estatales ocultos y espionaje industrial.
La falsa moderación del PCCh
El régimen chino ha declarado que no aumentará más los aranceles, “por ahora”. Esta falsa moderación busca proyectar imagen de racionalidad, pero en realidad encubre la naturaleza autoritaria y calculadora del Partido Comunista Chino, que utiliza el comercio como arma política contra Occidente.
Xi Jinping busca dividir a Occidente
Mientras castiga a EE.UU., el presidente Xi Jinping redobla sus lazos con líderes europeos como Pedro Sánchez, vendiendo un discurso de “equilibrio” que solo beneficia al expansionismo chino. El objetivo es claro: dividir a los aliados occidentales y ganar tiempo en su agenda de dominio económico global.
Un momento decisivo para la soberanía
Ante este escenario, la administración Trump mantiene su posición firme: sin reciprocidad, no hay libre comercio. La lucha contra la hegemonía económica de China no es solo comercial, es una defensa de la soberanía nacional frente a un modelo que desprecia la libertad y los derechos individuales.