Una caída que desnuda el modelo chino
La moneda del Partido Comunista Chino ha tocado hoy su nivel más bajo desde 2007, en plena tormenta geoeconómica provocada por su propia arrogancia comercial. El yuan se debilitó hasta 7.3518 por dólar en el mercado interno y alcanzó 7.4288 en mercados offshore, una caída que refleja la fragilidad financiera de un sistema que durante años jugó con las reglas de Occidente mientras las ignoraba en casa.
El precio de manipular el mercado global
Este desplome no es un accidente. Es la consecuencia directa de décadas de manipulación cambiaria, subsidios encubiertos y expansión desleal, ahora enfrentados por la administración Trump con aranceles del 104%. Pekín respondió con medidas propias, pero su capacidad de resistencia es cada vez más cuestionada: el yuan se derrumba porque los inversionistas globales están perdiendo confianza en un modelo autoritario sin transparencia ni estabilidad.
Intervención forzada y señales de desesperación
El Banco Popular de China ha intentado contener el caos ordenando a sus bancos estatales limitar compras de dólares y ajustando su tasa de referencia. Pero estas maniobras lucen desesperadas. La historia es clara: cuando una moneda se defiende por decreto, no por fundamentos, lo que sigue es fuga de capital y pérdida de control.
Occidente debe aprender la lección
Mientras la propaganda oficial habla de “resiliencia”, los mercados leen otra cosa: debilidad estructural, dependencia de exportaciones subvencionadas y una élite financiera más preocupada por el control que por la estabilidad.
Occidente debe tomar nota. La caída del yuan no es solo un movimiento de mercado, es una grieta en el blindaje del modelo chino. Y si el dólar tiembla, el yuan se quiebra.